martes, 19 de mayo de 2009

Orgias

Este tipo de fiestas se acostumbraban desde tiempos remotos, con pretextos distintos, ya no necesariamente el culto a los dioses. Sino por el simple goce o desenfrenado disfrute. El escenario podía ser el aposento de un rico mercader, o el fastuoso palacio de un gran señor. Aquí abundaba también el vino, los más deliciosos manjares, la música y como siempre las mas deseadas mujeres. El sexo era el principal ingrediente; el buen señor invitaba a sus mejores amigos y a lindas féminas.
Esta costumbre se continúo practicando en los palacios de emperadores y pratricios romanos, en los castillos y mansiones de los aristócratas feudales, luego en los opulentos sitios de los modernos burgueses. En la actualidad suelen presentarse, por cualquier circunstancia en el momento y lugar más adecuado o inverosímil, siempre y cuando se haga presente el “bacán”, con suficiente dinero para iniciar la rumba, o parranda, con los mismos ingredientes arriba anotados. (Llamamos la atención acerca de la palabra “bacán”, que se nos antoja un descendiente atávico del término bacanal, al igual que la palabra “bacano”).

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