EL MOVIMIENTO SWINGER

EN EL SIGLO XX: Diversos acontecimientos contribuyeron a una nueva concepción del disfrute sexual. El cuerpo humano por lo menos para cierto número de parejas, dejaba de ser propiedad exclusiva de uno u otro cónyuge, para empezar a reconocerse como un instrumento de mutuo placer y de comunicación del afecto.
Finalizando la primera mitad del siglo XX, se desencadenaba la 2ª Guerra Mundial. Las mujeres ganaban protagonismo en su papel social, reemplazando a los hombres en las fábricas y en otros lugares de trabajo. Ganaban así mayor libertad en su comportamiento y se hacían así más dueñas de si mismas. Al mismo tiempo, en las casas fiscales y campamentos militares, la solidaridad propiciaba el cercano encuentro entre parejas, que invitaban a las esposas de los oficiales que marchaban al frente de combate. Todo esto se prestaba para el desarrollo de múltiples ocasiones en las cuales se daba la posibilidad de incurrir en relaciones de intimidad de todo tipo. Más tarde, obtenida la paz, cada pareja intentaría repetir al interior de la vida conyugal, muchas de aquellas insólitas y expectantes situaciones, en las cuales, el miedo y la ansiedad producidas por la guerra, eran condimento casi que imprescindible.